domingo, 10 de mayo de 2015

Sublime decisión


Pepi camina dando pequeños saltitos. A veces me pregunto si tan solo al poner el primer pie al bajar de la cama, ya lo hace de esa forma. Me recuerda a mi caniche, un pequeño cachorro juguetón que me babea la cara al despertar. Esta mañana, sin embargo me ha mirado con aire mimoso y frunciendo su naricilla se ha lamentado de su mala suerte ¿Cómo es posible?, pensé. Si ella es quien me levanta el ánimo tan solo con mirarla. Y es que ella es especial. “Estoy fatal” me dice apretando su boquita en forma de corazón. A mí me ha dejado desconcertado. He enarcado las cejas y cuando me he dispuesto a abrir la boca, ella me la ha tapado con su índice estilizado y su uña de coral “¡Ay, cariño! ¿Cómo lo haré? ¡No puedo con tanto trabajo!” No he entendido nada, Pepi no tiene grandes responsabilidades y se muestra eficiente en todo momento. Me mantengo en mi postura de asombro. Aletea sus pestañas lentamente y suspira: “¿El rojo o el verde? ¡No puedo con esto!” Me enseña dos cuadernos con tapas diferentes y sus ojos verdes me miran suplicantes. Intento no poner cara de ¿Y eso es todo? No quisiera ofenderla. “Creo que el rojo es el mejor”, no sé ni por qué le he dicho eso. Ella relaja sus facciones y me estampa un beso en la mejilla. “Gracias”, lo dice mostrando su blanquísima sonrisa y se va por donde ha venido. Me consuelo mirando su trasero respingón y me hundo de nuevo en mis cuentas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario