Me pides palabras
pero a veces
nada fluye por mis venas.
Tampoco a veces
estoy dispuesta a darlas.
Las quiero mucho
como para liberarlas.
Remolinos de silencio
a veces
me invaden.
Remolinos de hojas
que me trae la brisa a la
cara.
Gotas de agua, olas y mar.
Sombras de hormigas
que a veces
se desplazan por el suelo.
Brujitas deshaciéndose
y a veces,
moras secas.
A las sábanas blancas
a veces
las mueve el viento,
y se vuelven medusas
que se transforman en
cristales,
en añicos de flores secas.
Entonces,
y solo a veces,
mares de tinta
me invaden.
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