martes, 3 de diciembre de 2013

Jaque Mate


  El cuarto de baño es amplio y la luz de una ventana inunda toda la estancia llena de una nube de vapor de agua. En la bañera, una mujer delicada y frágil, parece reposar en un sueño placentero y sensual. Sus piernas cuelgan por los bordes descuidadamente.
   Por el pasillo se oye un taconeo acelerado que se acerca a la sala de estar.       

-¡Niño, qué harta estoy de trabajar…!

     Él, sentado en el sillón,  la mira con hastío mientras apura la última gota de su lata de cerveza. El televisor parlotea de fondo:”Duodécimo día en el  Juicio del 11-M…”

-¡Qué sabrás tú lo que es trabajar! Yo sí que estoy derrengado- contestó con ceño malhumorado.

    El perro no para de ladrar moviéndose nervioso de un lado a otro  de la  habitación.

-¡Calla a ese chucho de una vez!

    Ella le pregunta con voz tranquila

-¿Por qué has llegado tan tarde?

-¡No empecemos!

     Se levanta de forma brusca y se dirige a la barra de la cocina donde recoge precipitadamente las llaves del coche. Ella lo mira angustiada.

-Niño, ¿ya no me quieres?

   Pero él ya ha salido dando un portazo.

    La sangre, espesa y tibia, resbala desde su mano hasta las baldosas negras y blancas. El perro lame el pequeño charco…