miércoles, 4 de marzo de 2015

La prueba



Y entonces lo miró con aire circunspecto. Lo volteó concienzudamente, calibró su peso y medida. Meditó de nuevo unos instantes, consultó a sus compañeros más cercanos. Trató de entender sus gestos. Cerró los ojos, habló para sí mismo y volvió de nuevo a mirarlo. Su cara se tornó oscura, frunció el gesto y se perdió.
Comenzó a sacudir los brazos, se frotó la frente, chasqueó los dedos. Observó la herramienta, la mordisqueó comprobando su dureza y  se rascó con ella la oreja.
Lanzó una sonrisa cómplice al de al lado, miró hacia el suelo y contó mentalmente los granitos de las baldosas del piso.

Al fin se cruzó de brazos, recostó su cabeza y se rindió.

No hay comentarios:

Publicar un comentario