viernes, 23 de agosto de 2013

Tardes de domingo

                                    
 

    El domingo huele a carne empanada, a papas fritas  y a tierra mojada. Los gatos pasean por el tendido y se recuestan al sol de invierno, abren sus bocas a punto de desencajar sus mandíbulas, bostezan y descansan. Se escuchan los ronroneos plácidos, distantes…

    Los geranios, las pascuas y las santa teresitas bordean el camino, pinceladas de color entre las piedras. Muros de ladrillos avejentados por el paso del tiempo por entre los cuales se vislumbran las melenas deshilachadas de las plataneras, encima una abubilla con corona de fuego me mira intrigada, gira su cabeza, la ladea de un lado a otro, me observa….La orina surca caminos intrincados, una piedra, un recodo… Estiro las piernas y mis sandalias blancas se salvan de la catarata amarilla que llega hasta ellas.

   El pájaro ya se ha ido, sólo silba la brisa  suave del alisio que mueve el pelo de mi cara y lo enreda por el cuello…Tardes de domingo donde el tiempo se  alarga y se estanca.